Consejo de amigo
Ricardo Juan Benítez
El café estaba casi tibio cuándo llegó. Se lo veía un tanto
abatido. Incluso dubitativo. Apuré el resto del contenido del pocillo. Lo saludé:
-Hola Roberto ¿Cómo estás?
-Bien, bien-decía. Pero su aspecto indicaba lo contrario
-¿Que querés tomar? ¿Un cafecito?
-Lo que quieras, para mi da lo mismo.
-¿Lo que quiera? ¡Está bien!-llamé con la mano en alto-¡Mozo!
Dos White Horse…
-Pero…yo…
-Dijiste lo que yo quiera ¡Mozo que sean dobles! Y traiga hielo-lo
miré con una sonrisa-es para vos… yo lo tomo así nomás. A ver ¿Qué pasa? ¿Es el trabajo?
-¿El negocio? No. Eso marcha y te diría demasiado bien.
-¡Que no te oiga nadie! ¡Alguien al que la va bien en este país
de mierda!-trataba de levantarle el ánimo-¿Entonces?
-Es Laura…
Tragué saliva y un trago de whisky.
-¿Qué pasa con Laura?
-Eso me gustaría saber a mí.
-¿Querés un cigarrillo?
Tomó uno y me dijo.
-¿No está prohibido?
-¡Estamos en la vereda, boludo! (1)-le encendí el cigarrillo.
Le dio un par de pitadas nerviosas.
-Bueno ¿Qué onda con Laura?
-Cero onda (2). Todo mal… estamos en plena crisis. Te
quería consultar…
-¡Justo a mi! ¿Al solterón le venís a consultar problemas de
pareja?
-Carlos, sos mi mejor amigo. Además con la experiencia que tenés,
algún consejo me podés dar…
-Ya te lo había dado. Antes de casarte te dije: “no lo
hagas”-me reí- ahora ya es tarde.
-¡No seas boludo! Dale… escuchame a ver que pensás.
-Dale vos ¡Desembuchá! (3)
-Se fue de casa-dijo muy apesadumbrado-hace unos días. Me pidió
algo de tiempo para pensar lo nuestro. Que nos tomemos los dos un tiempito de separación.
-¿Vos que pensás?
-Yo no pienso… la amo.
-¿Y ella?
-Dice que está confundida.
La diplomacia no es mi fuerte. Entonces le dije:
-Roberto, estás en el horno (4). Cuándo una mina (5) te dice
que está confundida… ¡ya fue!
-¡Por favor! No me digas eso-casi suplicó.
-¿Qué querés que te diga? Te digo lo que siento ¿Dónde está
ahora?
-En casa de los tíos, en Los Polvorines.
-Pero ¿Cómo llegaron a esto?-pregunté en voz baja, casi en un
susurro-¡se los veía muy bien!
-En parte es mi culpa.
-¡La culpa siempre es repartida! ¡Dejá de hablar boludeces!
(6)
-Si pero yo… siempre dándole prioridad al negocio. A mis
asuntos.
-Sin guita (7) no hay amor-le dije pragmático-bueno, no importa
¿Vos como estás?
-Mal. Hecho mierda. La amo con locura ¡Como el primer día!
-Probaste la táctica de las flores, los mensajes…
-¡Todo! Pero no quiere saber nada.
-¿Te dio algún plazo?
-No… pero dice que me quiere. Que solo está un poco confundida.
Que espere un poco más.
Decidí atacar hasta el hueso:
-¿Vos sabés lo que la tiene confundida? ¡Otro macho!
-¡Carlos! ¡No podés!-se enojó.
-¡Puedo y debo! Sos mi amigo. No podés ser tan boludo ¿No te
das cuenta que te está metiendo los cuernos? ¿Después de quince años de matrimonio le entra el desconcierto?
-Creo que no fue buena idea hablar con vos-dijo apesadumbrado-¿Sabés
algo? Tal vez tengas razón. Pero la amo tanto, la necesito tanto… que tal vez le pueda perdonar algún desliz. Creer
todas sus mentiras… si…
-¡No podés! ¡Ahora el que no quiere escuchar soy yo! ¿Tan pocas
bolas tenés? ¿Cómo te vas a rebajar tanto?
-La amo. Siempre la amé. Ya no hay forma de sacarla de mi corazón.
-¿Sabés? Casi te envidio-le dije en tono sarcástico-¡Tanta abnegación
en nombre del amor! ¿Qué te pensás que es la única mujer sobre la tierra?
-Para mi si-ahora me miró algo ofendido-yo quería que me aconsejaras
como hacer para recuperarla. Fui sincero con vos. Te dije mi verdad, lo que siento… ¡Y mirá con lo que me salís!
-Pero yo no te puedo mentir-ahora traté de dulcificarme un poco-sos
mi amigo. Mis instintos me dicen que Laura no está confundida. Sabe lo que quiere. A vos te va cortando de a poco. Para no
lastimarte. O para que vos no te enojés.
-¿Vos crees eso? ¿En serio?
-¿Y vos? ¿Qué opinás?-me miró con recelo-decime con la mano
en el corazón ¿Qué pensás que le pasa a Laura? ¿Crees que va a volver a vos?
Roberto hizo silencio. Un par de lágrimas rodaron por sus mejillas.
Estaba agitado.
-Parece que sabés la respuesta. Pero no querés enfrentar la
realidad.
-Vos ¿Qué sabés del amor? ¿Alguna vez quisiste alguna de las
mujeres que tuviste?-me dijo con aflicción.
-Tendrías que nacer de nuevo para pensar como yo. En este mundo
la nobleza y la fidelidad, incluso el amor como lo entendés vos, no cotizan demasiado alto. Tenés que ser más realista. La
relación entre hombre y mujer siempre es una transacción de algún tipo. Sucede lo que conviene, y nada más.
-¡Sos un cínico!
-Otra enseñanza más-dije imperturbable-una buena dosis de cinismo
te puede hacer más llevadera la vida. Controlá un poco tus emociones ¡Pelandrún! (8) A ver… decime ¿Yo soy tu mejor
amigo? Si soy tan diferente de vos ¿Qué es lo que te atrae de mí? ¿Por qué buscas mis consejos? Sabes como siento y como pienso
¿Entonces?
-Tal vez… porque… en el fondo te admiro-ahora hablaba
con voz temblorosa-siempre quise ser como vos.
-Si querés ser como yo solo tenés que intentarlo. El único precio
que tenès que aceptar es sentirte un poco vacío de vez en cuándo-sonaba un poco cursi, pero era una realidad tangible-no es
bueno atarse a nadie. Menos enamorarse como vos. El amor te hace perder objetividad, sobre todo con respecto a vos mismo.
Amas tanto al otro, que te olvidás de tu persona.
-Carlos ¿Vos sabés que es el amor?
-Te doy la acepción del diccionario: “emoción que embarga
el…”
-¡No seas boludo!
-¡El boludo sos vos! ¿A esta edad venís a preguntar que es el
amor? ¿Justo a mí? Vos sabés la cantidad de mujeres que tuve, que tengo. Creo que no ame a ninguna. Pasión… puede ser.
Cariño… tal vez. Pero amar hasta la pelotudez (9) como vos… nunca. Si querés saber lo que es el amor mirate al
espejo.
-¿Sabes que pasa, Carlos? En este momento pienso que si amar
es sentirse miserable, estoy muy enamorado.
-Como si fueras un adolescente. Con grandes picos de euforia,
con pozos depresivos espantosos. Sigo insistiendo, creo que en el fondo te envidio. Y no es mi naturaleza cínica la que te
habla.
Nos quedamos mirando en silencio unos instantes. Pedí otra vuelta
de whisky.
-¿Te sirvió de algo?
-Creo que para descargarme un poco-susurraba su respuesta-no
me siento para nada aliviado. Pero estoy algo más tranquilo.
-¿Qué vas a hacer?
-Todavía no lo sé. Creo que seguir insistiendo hasta que vuelva…
o hasta que me diga que no quiere saber más nada.
-¿Y si pasa eso último?-dije, aunque sabía la respuesta.
-No estoy preparado para aceptar eso. Es algo totalmente impredecible.
No se lo que voy a hacer.
-Cualquier cosa… ya sabés. Me llamás y nos encontramos.
Me dijo: si. Pero ambos teníamos la convicción que no habría
próxima vez. Parecía que algo se había roto también en nuestra relación. Al menos ese era mi íntimo convencimiento.
Se fue arrastrando su humanidad. Parecía que como una sombra
detrás lo seguía su alma.
Tomé lo que quedaba de whisky y encendí otro cigarrillo. Después
de pedir la adición, me levanté y caminé sin prisa hasta el estacionamiento. El llavero del automóvil jugueteaba entre mis
dedos mientras daba algunas pitadas al cigarrillo. Pensaba en las paradojas de la vida. En lo que nos une y nos separa. En
como puede cambiar la óptica de los eventos según uno los sepa interpretar.
Roberto estaba tan obnubilado con sus cuitas de amor, que perder
un amigo era un problema menor. Para mí, en cambio, era otro evento al que tendría que acostumbrarme. Amoldarme a la idea
de que Roberto pasaría a ser otro recuerdo en mi existencia. Bueno o malo, pero recuerdo al fin.
Llegué hasta la cochera. Abrí la puerta del automóvil. Bajé
la ventanilla. Después de una última pitada arrojé la colilla. Puse la llave en el contacto y embragué. Ahí me detuve. Me
quedé con la vista clavada al frente. Pensando. Cavilando.
Ella preguntó.
-¿Y que te dijo?
-Lo de siempre. Que te ama.
GLOSARIO:
En el habla coloquial en la Argentina se sustituye la segunda persona del singular por la segunda del plural.
Es el uso del “vos”. Esto deforma la acentuación de los verbos. El acento siempre es en la primera vocal. Así
en vez de decir: “tú sabes”, se dice: “vos sabés”.
(1)
Boludo (lunfardo, arg.) tonto sin malas
intenciones.
(2)
Cero onda (modismo, arg.) sin trato, sobre
todo de uso por jóvenes.
(3)
Desembuchá (lunfardo, arg.) sacar del buche.
Hablar.
(4)
Estás en el horno (modismo, arg.) estar
en problemas, como dentro de un horno.
(5)
Mina (lunfardo, arg.) mujer.
(6)
Boludeces (lunfardo, arg.) tonterías.
(7)
Guita (lunfardo, arg.) dinero, plata.
(8)
Pelandrún (lunfardo, arg.) voz de origen
genovés que significaba en un comienzo: holgazán, bribón, hombre de malas costumbres. Luego, el uso, hizo que se equiparara
con el significado de boludo.
(9)
Pelotudez (lunfardo, arg.) similar a boludez:
tonterías.